UN SIMPLE ANALISIS DE SANGRE PERMITE PRONOSTICAR LA APARICIÓN DE METÁSTASIS.
GRANADA HOY
La innovación de los científicos granadinos
posibilita identificar la complicación del cáncer y seguir la eficacia
de los tratamientos de modo que se pueda seleccionar mejor la terapia
Mediante la práctica de un simple análisis de sangre los médicos
ya pueden conocer muchos más detalles sobre la futura evolución del
cáncer en un paciente, hasta el punto de pronosticar la posible
aparición de metástasis y conocer la eficacia de los tratamientos
conforme se aplican y sin tener que esperar a ver los efectos
posteriores. Científicos de la Universidad de Granada y del Servicio
Andaluz de Salud han patentado este nuevo método, que ya están aplicando
en sus investigaciones con enfermos tratados en los hospitales de
Granada.
La investigación que ha dado lugar a estas patentes se desarrolla en el Centro de Genómica e Investigación Oncológica (Genyo) y sus científicos fueron los primeros en España que comenzaron hace algunos años a experimentar sobre la biopsia líquida, que consiste en extraer de la sangre información sobre la enfermedad. Es el "complemento perfecto" para las habituales biopsias de tejidos, como declaró ayer la investigadora María José Serrano.
Haciendo uso de un símil, la científica explicó que el tumor primario sería la salida de la carrera y la metástasis es la meta. Entre medias quedan todos los detalles del recorrido, que eran prácticamente desconocidos y que este nuevo método ayudará a esclarecer en cada tumor y en cada persona. Porque una de las grandes dificultades del cáncer, que ayer subrayaron los científicos, es su variabilidad en función del individuo y del momento.
El director del centro Genyo e investigador principal de este grupo de trabajo, José Antonio Lorente, explicó que "más del 80% de las muertes por cáncer se deben a la metástasis y no al tumor original, por lo que conocer cómo se produce exactamente este mecanismo resulta fundamental para diseñar nuevos fármacos que sean eficaces".
Lo que hacen los nuevos marcadores patentados es identificar las células tumorales circulantes que son las que causan la metástasis porque, desde el tumor original, pasan a la sangre, por donde se desplazan y consiguen así colonizar órganos muy distantes del primario. Este método pionero hace el análisis más exhaustivo logrado hasta ahora de esas células circulantes, lo que aporta información sobre la eficacia del tratamiento que ese paciente está recibiendo o sobre la posible evolución de la enfermedad.
El jefe del servicio de Oncología del Clínico e investigador de este grupo, José Luis García Puche, insitió en que una gran ventaja de esta innovación es que "permite elegir el tratamiento más adecuado". Hasta ahora los médicos tenían que esperar la respuesta del tumor a un tratamiento que normalmente suele ser tóxico para el organismo en su conjunto y muy caro. "Es necesario saber si lo que hacemos es efectivo precozmente y no esperar mientras machacamos a los paciente y las arcas públicas". El estudio de esas células circulantes (mediante análisis de sangre) permite conocer esto con antelación.
Incluso es posible saber si una persona que parece haber superado un cáncer podría estar en situación de padecer metástasis mediante el estudio de la presencia de esas células tumorales en la sangre. Éstas son una ínfima cantidad frente a la enorme cantidad de células que hay en el torrente, de ahí la dificultad de esta investigación, según explicó ayer uno de los investigadores de este proyecto, Juan José Díaz Mochón.
La investigación que ha dado lugar a estas patentes se desarrolla en el Centro de Genómica e Investigación Oncológica (Genyo) y sus científicos fueron los primeros en España que comenzaron hace algunos años a experimentar sobre la biopsia líquida, que consiste en extraer de la sangre información sobre la enfermedad. Es el "complemento perfecto" para las habituales biopsias de tejidos, como declaró ayer la investigadora María José Serrano.
Haciendo uso de un símil, la científica explicó que el tumor primario sería la salida de la carrera y la metástasis es la meta. Entre medias quedan todos los detalles del recorrido, que eran prácticamente desconocidos y que este nuevo método ayudará a esclarecer en cada tumor y en cada persona. Porque una de las grandes dificultades del cáncer, que ayer subrayaron los científicos, es su variabilidad en función del individuo y del momento.
El director del centro Genyo e investigador principal de este grupo de trabajo, José Antonio Lorente, explicó que "más del 80% de las muertes por cáncer se deben a la metástasis y no al tumor original, por lo que conocer cómo se produce exactamente este mecanismo resulta fundamental para diseñar nuevos fármacos que sean eficaces".
Lo que hacen los nuevos marcadores patentados es identificar las células tumorales circulantes que son las que causan la metástasis porque, desde el tumor original, pasan a la sangre, por donde se desplazan y consiguen así colonizar órganos muy distantes del primario. Este método pionero hace el análisis más exhaustivo logrado hasta ahora de esas células circulantes, lo que aporta información sobre la eficacia del tratamiento que ese paciente está recibiendo o sobre la posible evolución de la enfermedad.
El jefe del servicio de Oncología del Clínico e investigador de este grupo, José Luis García Puche, insitió en que una gran ventaja de esta innovación es que "permite elegir el tratamiento más adecuado". Hasta ahora los médicos tenían que esperar la respuesta del tumor a un tratamiento que normalmente suele ser tóxico para el organismo en su conjunto y muy caro. "Es necesario saber si lo que hacemos es efectivo precozmente y no esperar mientras machacamos a los paciente y las arcas públicas". El estudio de esas células circulantes (mediante análisis de sangre) permite conocer esto con antelación.
Incluso es posible saber si una persona que parece haber superado un cáncer podría estar en situación de padecer metástasis mediante el estudio de la presencia de esas células tumorales en la sangre. Éstas son una ínfima cantidad frente a la enorme cantidad de células que hay en el torrente, de ahí la dificultad de esta investigación, según explicó ayer uno de los investigadores de este proyecto, Juan José Díaz Mochón.
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