LA GUARDIA CIVIL MANTIENE ABIERTA LA INVESTIGACIÓN POR AMPUTALACIONES A PERROS.
HUELVA INFORMACIÓN
El Seprona no descarta más detenciones en
la operación Orejas, en la que han sido arrestadas 32 personas, seis de
ellas, veterinarios Las pesquisas se centran en la Sierra, el Condado y
la capital
La Guardia Civil no descarta más detenciones en la operación
Ears (Orejas), que desarrolla el Seprona en Huelva contra quienes
ordenan o practican amputaciones de orejas y rabo a los perros. La
operación, que se desarrolla conjuntamente en la Sierra, el Condado y la
capital, centra sus pesquisas en los animales utilizados habitualmente
para la caza.
Según adelantó el diario El País, la operación se inició hace un año y ya han sido detenidas 32 personas (seis veterinarios y el resto cazadores), a quienes la Fiscalía de Medio Ambiente les imputa un delito de maltrato animal. La primera de las sentencias se ha saldado con una condena de diez meses de prisión. Un auto que ha causado estupor entre los cazadores, gran parte de los cuales desconocían que esta práctica "ancestral" estuviese castigada con penas privativas de libertad.
Hasta ahora regía la ley andaluza 11/2003 de Protección de los animales, que prohíbe la "amputación por razones estéticas" y tipifica esta conducta en su artículo 38 como falta muy grave, imponiendo multas que van desde los 2.001 euros a los 30.000. Esta normativa se plegó a una de rango superior adoptada a finales de año por el Gobierno central, que eleva a la categoría de delito la amputación no quirúrgica.
Desde hace más de una década los veterinarios han tratado de concienciar a los dueños de estos animales para que erradicasen una práctica que les acarrea dolor y taras físicas, las cuales pueden derivar en problemas psicológicos. Sin embargo, esta labor de pepito grillo no ha obtenido los resultados esperados.
Sebastián García, veterinario del Centro Dunas de Doñana (Almonte), reconoce que "he perdido clientes por negarme a cortar el rabo a perros, sobre todo a yorsays terrier, cuyos dueños vienen y te dicen claramente que estéticamente no les gusta". A pesar de recordarle explícitamente la tipificación penal, "la gente persiste y termina llevando a cabo la amputación" de manera clandestina y "dejan de acudir a la veterinaria".
Jacobo Suárez, adiestrador bollullero con veinte años de experiencia en el sector, considera que estas prácticas deberían estar erradicadas, dado que la amputación de las orejas no tiene una utilidad práctica, como cuando en antaño se utilizaba para evitar que los jabatos pudieran enganchar a los perros de caza por las orejas cuando embestían".
En cuanto al corte de la cola, Suárez explica que conlleva un perjuicio para el propio animal, pues esta forma parte de su columna vertebral, de modo que "su equilibrio se ve resentido" en acciones de su vida diaria como correr, girar o la hora de ejecutar ciertos movimientos en los que el uso de la cola le aporta estabilidad. Todo ello, sin mencionar la pérdida de parte de su estructura ósea y que en la amputación se cortan cartílagos, nervios, vasos sanguíneos y tejidos. Para más inri, explica el adiestrador, conjuntamente con los ladridos, gemidos y gruñidos, el rabo ejerce para el can un complemento que aporta información a otros animales, por lo que cumple una función de sociabilización.
En el caso de los canes potencialmente peligrosos, el corte de las orejas o el rabo puede ser un elemento no sólo estético sino que apunte en la dirección de que el animal es utilizado para peleas de perro y, en consecuencia, para actividades ilegales. El Seprona también está cercando las investigaciones sobre estas razas.
Los cazadores insisten en que son los primeros en mimar la salud de los perros, a los que cuidan durante todo el año para que participen y colaboren con ellos en la actividad cinegética. En este sentido, indican que cualquier aficionado elige a sus canes atendiendo a sus dotes para la caza, nunca en función de elementos estéticos, por lo que no incurren en los actos tipificados en la ley como delito.
Manuel Vivas, miembro de la Asociación de Cazadores Murallas de Niebla, destacó que en estos casos el corte de las orejas "logra evitar que durante las monterías las rehalas de perros se enganchen con las jaras y zarzas del bosque".
Y añade: "Todas las rehalas federadas disponen de sus servicios jurídicos y han demostrado que el objetivo es el bien del animal". En cualquier caso, el cazador iliplense muestra su incertidumbre por las inspecciones que "me constan que han realizado la Guardia Civil". Si las sanciones se aplican habrá que dejar las rehalas y sin ella no hay caza", concluye.
Según adelantó el diario El País, la operación se inició hace un año y ya han sido detenidas 32 personas (seis veterinarios y el resto cazadores), a quienes la Fiscalía de Medio Ambiente les imputa un delito de maltrato animal. La primera de las sentencias se ha saldado con una condena de diez meses de prisión. Un auto que ha causado estupor entre los cazadores, gran parte de los cuales desconocían que esta práctica "ancestral" estuviese castigada con penas privativas de libertad.
Hasta ahora regía la ley andaluza 11/2003 de Protección de los animales, que prohíbe la "amputación por razones estéticas" y tipifica esta conducta en su artículo 38 como falta muy grave, imponiendo multas que van desde los 2.001 euros a los 30.000. Esta normativa se plegó a una de rango superior adoptada a finales de año por el Gobierno central, que eleva a la categoría de delito la amputación no quirúrgica.
Desde hace más de una década los veterinarios han tratado de concienciar a los dueños de estos animales para que erradicasen una práctica que les acarrea dolor y taras físicas, las cuales pueden derivar en problemas psicológicos. Sin embargo, esta labor de pepito grillo no ha obtenido los resultados esperados.
Sebastián García, veterinario del Centro Dunas de Doñana (Almonte), reconoce que "he perdido clientes por negarme a cortar el rabo a perros, sobre todo a yorsays terrier, cuyos dueños vienen y te dicen claramente que estéticamente no les gusta". A pesar de recordarle explícitamente la tipificación penal, "la gente persiste y termina llevando a cabo la amputación" de manera clandestina y "dejan de acudir a la veterinaria".
Jacobo Suárez, adiestrador bollullero con veinte años de experiencia en el sector, considera que estas prácticas deberían estar erradicadas, dado que la amputación de las orejas no tiene una utilidad práctica, como cuando en antaño se utilizaba para evitar que los jabatos pudieran enganchar a los perros de caza por las orejas cuando embestían".
En cuanto al corte de la cola, Suárez explica que conlleva un perjuicio para el propio animal, pues esta forma parte de su columna vertebral, de modo que "su equilibrio se ve resentido" en acciones de su vida diaria como correr, girar o la hora de ejecutar ciertos movimientos en los que el uso de la cola le aporta estabilidad. Todo ello, sin mencionar la pérdida de parte de su estructura ósea y que en la amputación se cortan cartílagos, nervios, vasos sanguíneos y tejidos. Para más inri, explica el adiestrador, conjuntamente con los ladridos, gemidos y gruñidos, el rabo ejerce para el can un complemento que aporta información a otros animales, por lo que cumple una función de sociabilización.
En el caso de los canes potencialmente peligrosos, el corte de las orejas o el rabo puede ser un elemento no sólo estético sino que apunte en la dirección de que el animal es utilizado para peleas de perro y, en consecuencia, para actividades ilegales. El Seprona también está cercando las investigaciones sobre estas razas.
Los cazadores insisten en que son los primeros en mimar la salud de los perros, a los que cuidan durante todo el año para que participen y colaboren con ellos en la actividad cinegética. En este sentido, indican que cualquier aficionado elige a sus canes atendiendo a sus dotes para la caza, nunca en función de elementos estéticos, por lo que no incurren en los actos tipificados en la ley como delito.
Manuel Vivas, miembro de la Asociación de Cazadores Murallas de Niebla, destacó que en estos casos el corte de las orejas "logra evitar que durante las monterías las rehalas de perros se enganchen con las jaras y zarzas del bosque".
Y añade: "Todas las rehalas federadas disponen de sus servicios jurídicos y han demostrado que el objetivo es el bien del animal". En cualquier caso, el cazador iliplense muestra su incertidumbre por las inspecciones que "me constan que han realizado la Guardia Civil". Si las sanciones se aplican habrá que dejar las rehalas y sin ella no hay caza", concluye.
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