Aranzábal: “El Eibar ha pasado del barro hasta las estrellas”
Álex Aranzábal es el presidente ejecutivo y director general del Eibar desde 2009. Él dirige ‘el milagro’. "Nos hemos visto obligados a crecer rápido, es complicado".
¿Cuánto le ha cambiado la vida el hecho de estar al frente del Eibar?
—Está siendo muy intenso. Todavía recuerdo cuando llegamos en 2009, con aquella temporada iniciada, y descendimos hasta Segunda B. Casi lo primero que nos pasa es una racha de 16 partidos sin ganar, destituimos al entrenador e incluso debimos fichar en invierno. Era el presidente más joven del fútbol español profesional, tenía un perfil distinto. Fueron unos inicios duros, sacrificados. No obstante, ahora hemos logrado posicionarnos mundialmente como club especial, se asocia el Eibar a la buena gestión.
—¿Imaginaba en alguno de sus mejores sueños que esto ocurriría?
—Soñar es libre y a mí siempre me ha gustado hacerlo. Soy una persona que se implica mucho en los proyectos para hacer cambiar las cosas con ambición. Debemos valorar todo esto porque no ha sido nada fácil conseguirlo. Además, sabemos perfectamente desde dónde venimos. Pasamos del barro a las estrellas.
—¿Podría explicar este ‘milagro’?
—Con mucho trabajo, unión y atrevimiento. En determinados momentos conviene dar pasos al frente. Probablemente la palabra más repetida durante mi mandato ha sido “imposible”. Teníamos muchas barreras mentales del pasado por romper. Nos hemos visto obligados a crecer rápido, asunto realmente complicado.
—Además, han vivido casi de todo entre medias…
—Es verdad que ha habido mucha actividad. Superamos una injusta ampliación de capital para competir en Primera, categoría donde existen demasiadas desigualdades. Además, actualmente nos piden contar con un aforo desproporcionado.
—¿Cómo funciona su modélico club?
—Este deporte es a la vez una empresa más un sentimiento. Hay que saber conjugar las dos cosas buscando equilibrio. El área deportiva lleva gran parte del peso, aunque se deben mantener los pies bien asentados económicamente hablando. Somos una entidad pequeña, pero también sólida, rentable, con superávit y nunca nos acomplejamos ni ponemos ninguna frontera.
—¿Percibe variaciones con respecto a la esencia de este equipo?
—Creo que en la vida hay que ser valiente y aprovechar las oportunidades. Dejando de lado el “autolimitarse”. Peleamos por crear una marca global diferenciada. Asimismo, estamos haciendo un servicio al pueblo generando, por ejemplo, empleo o notables beneficios indirectos.
—¿Qué valoración hace del paso que está teniendo el Eibar por Primera División?
—El primer año pagamos la novatada. Hicimos una primera vuelta extraordinaria, con esa inercia que traíamos desde los ascensos y luego nos fundimos. Esta campaña hemos corregido algunos errores, formando un plantel más fuerte, si bien también estamos sufriendo bastante. Esperamos salvarnos lo antes posible e ir consolidándonos.
—¿Tiene la sensación de que se les está yendo ligeramente de las manos todo esto?
—Ahí está nuestro mérito. Hoy nos enfrentamos ante la mayor multinacional balompédica. El potencial de grandes conjuntos como el Real Madrid es brutal. Cualquier jugador suyo vale infinitamente más que toda nuestra plantilla. Aun así, iremos a intentar completar una hazaña.
—Está siendo muy intenso. Todavía recuerdo cuando llegamos en 2009, con aquella temporada iniciada, y descendimos hasta Segunda B. Casi lo primero que nos pasa es una racha de 16 partidos sin ganar, destituimos al entrenador e incluso debimos fichar en invierno. Era el presidente más joven del fútbol español profesional, tenía un perfil distinto. Fueron unos inicios duros, sacrificados. No obstante, ahora hemos logrado posicionarnos mundialmente como club especial, se asocia el Eibar a la buena gestión.
—¿Imaginaba en alguno de sus mejores sueños que esto ocurriría?
—Soñar es libre y a mí siempre me ha gustado hacerlo. Soy una persona que se implica mucho en los proyectos para hacer cambiar las cosas con ambición. Debemos valorar todo esto porque no ha sido nada fácil conseguirlo. Además, sabemos perfectamente desde dónde venimos. Pasamos del barro a las estrellas.
—¿Podría explicar este ‘milagro’?
—Con mucho trabajo, unión y atrevimiento. En determinados momentos conviene dar pasos al frente. Probablemente la palabra más repetida durante mi mandato ha sido “imposible”. Teníamos muchas barreras mentales del pasado por romper. Nos hemos visto obligados a crecer rápido, asunto realmente complicado.
—Además, han vivido casi de todo entre medias…
—Es verdad que ha habido mucha actividad. Superamos una injusta ampliación de capital para competir en Primera, categoría donde existen demasiadas desigualdades. Además, actualmente nos piden contar con un aforo desproporcionado.
—¿Cómo funciona su modélico club?
—Este deporte es a la vez una empresa más un sentimiento. Hay que saber conjugar las dos cosas buscando equilibrio. El área deportiva lleva gran parte del peso, aunque se deben mantener los pies bien asentados económicamente hablando. Somos una entidad pequeña, pero también sólida, rentable, con superávit y nunca nos acomplejamos ni ponemos ninguna frontera.
—¿Percibe variaciones con respecto a la esencia de este equipo?
—Creo que en la vida hay que ser valiente y aprovechar las oportunidades. Dejando de lado el “autolimitarse”. Peleamos por crear una marca global diferenciada. Asimismo, estamos haciendo un servicio al pueblo generando, por ejemplo, empleo o notables beneficios indirectos.
—¿Qué valoración hace del paso que está teniendo el Eibar por Primera División?
—El primer año pagamos la novatada. Hicimos una primera vuelta extraordinaria, con esa inercia que traíamos desde los ascensos y luego nos fundimos. Esta campaña hemos corregido algunos errores, formando un plantel más fuerte, si bien también estamos sufriendo bastante. Esperamos salvarnos lo antes posible e ir consolidándonos.
—¿Tiene la sensación de que se les está yendo ligeramente de las manos todo esto?
—Ahí está nuestro mérito. Hoy nos enfrentamos ante la mayor multinacional balompédica. El potencial de grandes conjuntos como el Real Madrid es brutal. Cualquier jugador suyo vale infinitamente más que toda nuestra plantilla. Aun así, iremos a intentar completar una hazaña.
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