LA ESTACIÓN DE ANDALUCES CUMPLE 15O AÑOS IDEAL.ES
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Hace un siglo y medio el ferrocarril llegó a Granada una historia que guarda increíbles similitudes con la situación que se vive en la actualidad
En fin, recurramos a la historia para descubrir que la situación que se vivió hace siglo y medio es muy parecida a la actual.
Los primeros esbozos de líneas para conectar Granada con el ferrocarril se plantearon en 1844, pero hubo que esperar treinta años para montar en una de aquellas modernas locomotoras a vapor. Los años pasaban con propuestas sobre papel hasta que, en 1853, la Sociedad Económica de Amigos del País convocó un concurso de ideas que ganó Francisco de Paula Montells. El que fuera también rector de la Universidad pensó que la mejor solución sería conectar a Granada con la línea de Córdoba a Málaga. Fue una idea fresca y novedosa, ¡adjudicada! ¿Comenzamos las obras? Bueno... todavía no. Con el rabillo del ojo puesto en Málaga, que ya había comenzado a construir su línea, en la provincia granadina se quedan desiertas las licitaciones que el gobierno iba sacando para la ejecución de los tramos. Pero la fiebre por la llegada del ferrocarril aumentaba. En la provincia faltaban carreteras, puentes, y los caminos se hacían intransitables cuanto la meteorología era adversa. La única posibilidad de desarrollo era contar con el ferrocarril.
El marqués de Salamanca estuvo en el Cortijo del Jabonero (un vivero cercano a la entrada de la Carretera de Málaga, en lo que hoy es La Chana) el 23 de marzo de 1861 cuando se dio el ‘primer golpe de azada’ con el que quedaban inauguradas las obras. Aquel fue un gran día para la ciudad. La alcaldía pidió a los vecinos que engalanaran las fachadas de sus casas con colgaduras y luces. En sus discursos, tanto el alcalde como el gobernador coincidieron en una cosa: aquel momento solo podía compararse con la conquista de Granada por los Reyes Católicos.
Pero este banquero y político, resultó ser también un especulador. Explanó el terreno para la construcción de la estación granadina, pero no hizo mucho más. Quería sacar dinero con la venta la concesión e intentó por todos los medios que la compañía Córdoba-Málaga comprara su línea. Así que, una vez empezadas las obras, amenazó con un cambio del trazado previsto: sus vías llegarían a Málaga por Zafarraya y Vélez Málaga en lugar de hacerlo por Antequera. Ante el temor de perder pasajeros, mercancías y dinero, la empresa encabezada por el Marqués de Larios, Jorge Loring y Tomás Heredia, compró la Granada-Bobadilla. Pero el dinero se les estaba agotando.
Pero, por falta de presupuesto, la estación de la Compañía de Ferrocarriles del Sur que finalmente se construyó era poco más que un apeadero que, sin embargo no ha sufrido ninguna modificación importante en sus 150 años de historia. Tan solo habría que destacar unas obras que se acometieron en 1928 cuando se ampliaron dos cuerpos laterales y se colocaron todas las marquesinas (también es de ese año la llegada de la energía eléctrica para el alumbrado. Hasta entonces se utilizaban lámparas de aceite y petróleo, apunta José Antonio Molina, presidente de AGRAFT). Sin más cambios que los mencionados, la estación de Andaluces está igual que cuando, el 10 de diciembre de 1866, llegó el primer tren.
A la falta de rentabilidad para una inversión tan costosa y a los graves problemas financieros de la compañía, se unió una complicada orografía que hubo que sortear con los complicados puentes de Loja y el Barrancón. Para más dificultades, el General Narváez se negaba a la expropiación de sus tierras, lo que obligaba a los viajeros a bajarse del tren y hacer un incómodo recorrido en diligencia hasta Antequera.
Aún se tardarían ocho años en concluir el último tramo. El Loja-Antequera entró en funcionamiento el 17 de mayo de 1874. Desde entonces los granadinos, (no todos claro, viajar en tren era cosa de burgueses), pudieron llegar a Madrid de manera continua.
Este trayecto ha funcionado de manera ininterrumpida hasta abril de 2015.
Viajar a Madrid por Moreda suponía una importante reducción de kilómetros y la Compañía de los Ferrocarriles Andaluces sufrió una importante pérdida de viajeros, motivo por el que se negaba a unir las dos estaciones granadinas. Hasta 1907 no se construyen las vías por la Chana que evitaban a los viajeros hacer el transbordo.
En 1929 la Compañía de Ferrocarriles Andaluces compró la de Caminos del Hierro del Sur y esta última estación se destinó a almacén y talleres. Allí sigue, en la esquina de Villarejo y el Camino de Ronda.
La llegada del ferrocarril a Granada fue uno de los acontecimientos más importantes de su historia. La economía granadina pudo salir de su anquilosamiento, sin embargo, no disponer de una red básica de ferrocarriles hasta cuatro décadas más tarde que las provincias vecinas supuso jugar con desventaja.
El próximo mes diciembre la Estación de Andaluces cumplirá 150 años sin trenes en sus vías que lo celebren.
Los primeros esbozos de líneas para conectar Granada con el ferrocarril se plantearon en 1844, pero hubo que esperar treinta años para montar en una de aquellas modernas locomotoras a vapor. Los años pasaban con propuestas sobre papel hasta que, en 1853, la Sociedad Económica de Amigos del País convocó un concurso de ideas que ganó Francisco de Paula Montells. El que fuera también rector de la Universidad pensó que la mejor solución sería conectar a Granada con la línea de Córdoba a Málaga. Fue una idea fresca y novedosa, ¡adjudicada! ¿Comenzamos las obras? Bueno... todavía no. Con el rabillo del ojo puesto en Málaga, que ya había comenzado a construir su línea, en la provincia granadina se quedan desiertas las licitaciones que el gobierno iba sacando para la ejecución de los tramos. Pero la fiebre por la llegada del ferrocarril aumentaba. En la provincia faltaban carreteras, puentes, y los caminos se hacían intransitables cuanto la meteorología era adversa. La única posibilidad de desarrollo era contar con el ferrocarril.
El primer golpe de azada
Las autoridades toman la iniciativa y el Ayuntamiento y la Diputación
publicaron en 1858 un bando para animar a los pueblos a vender su
patrimonio e invertir el dinero en la compra de acciones para la
construcción de la línea. La lucha por conseguir unas comunicaciones
dignas para la provincia prendió en la sociedad. Por eso todos
celebraron que José de Salamanca, el que dio nombre al barrio madrileño,
comprara la concesión del ferrocarril Bobadilla-Granada, y que el
Ayuntamiento agradeciera el gesto nombrándolo Hijo Adoptivo de la
ciudad. El marqués de Salamanca estuvo en el Cortijo del Jabonero (un vivero cercano a la entrada de la Carretera de Málaga, en lo que hoy es La Chana) el 23 de marzo de 1861 cuando se dio el ‘primer golpe de azada’ con el que quedaban inauguradas las obras. Aquel fue un gran día para la ciudad. La alcaldía pidió a los vecinos que engalanaran las fachadas de sus casas con colgaduras y luces. En sus discursos, tanto el alcalde como el gobernador coincidieron en una cosa: aquel momento solo podía compararse con la conquista de Granada por los Reyes Católicos.
Pero este banquero y político, resultó ser también un especulador. Explanó el terreno para la construcción de la estación granadina, pero no hizo mucho más. Quería sacar dinero con la venta la concesión e intentó por todos los medios que la compañía Córdoba-Málaga comprara su línea. Así que, una vez empezadas las obras, amenazó con un cambio del trazado previsto: sus vías llegarían a Málaga por Zafarraya y Vélez Málaga en lugar de hacerlo por Antequera. Ante el temor de perder pasajeros, mercancías y dinero, la empresa encabezada por el Marqués de Larios, Jorge Loring y Tomás Heredia, compró la Granada-Bobadilla. Pero el dinero se les estaba agotando.
Una estación 'a lo Moneo'
Una de las primeras medidas que se tomaron para abaratar costes fue
cambiar el proyecto de la estación. Imagínense un Moneo del siglo XIX.
Un edificio de riqueza arquitectónica, abovedado y con andenes cubiertos
que permitiera a los pasajeros protegerse del frío y la lluvia. Sería
muy parecida a la estación malagueña, pues se había encargado su diseño
al mismo equipo de ingenieros. Pero, por falta de presupuesto, la estación de la Compañía de Ferrocarriles del Sur que finalmente se construyó era poco más que un apeadero que, sin embargo no ha sufrido ninguna modificación importante en sus 150 años de historia. Tan solo habría que destacar unas obras que se acometieron en 1928 cuando se ampliaron dos cuerpos laterales y se colocaron todas las marquesinas (también es de ese año la llegada de la energía eléctrica para el alumbrado. Hasta entonces se utilizaban lámparas de aceite y petróleo, apunta José Antonio Molina, presidente de AGRAFT). Sin más cambios que los mencionados, la estación de Andaluces está igual que cuando, el 10 de diciembre de 1866, llegó el primer tren.
A Antequera en diligencia
El 15 de agosto de 1865 fue inaugurado el ferrocarril Córdoba-Málaga,
cinco días después, entraron en funcionamiento los 16 kilómetros de
Bobadilla Antequera y, como ya se ha dicho, hace 150 años, una
locomotora de vapor ‘030’ con vagones de madera viajó por primera vez
por los 52 kilómetros de raíles que comunicaban Granada y Loja. A la falta de rentabilidad para una inversión tan costosa y a los graves problemas financieros de la compañía, se unió una complicada orografía que hubo que sortear con los complicados puentes de Loja y el Barrancón. Para más dificultades, el General Narváez se negaba a la expropiación de sus tierras, lo que obligaba a los viajeros a bajarse del tren y hacer un incómodo recorrido en diligencia hasta Antequera.
Aún se tardarían ocho años en concluir el último tramo. El Loja-Antequera entró en funcionamiento el 17 de mayo de 1874. Desde entonces los granadinos, (no todos claro, viajar en tren era cosa de burgueses), pudieron llegar a Madrid de manera continua.
Este trayecto ha funcionado de manera ininterrumpida hasta abril de 2015.
Estación Sur
La segunda línea de Granada conectaba la ciudad con la vía de
Linares-Almería. El ramal de Moreda entró en funcionamiento en 1904 y
respondía a los intereses comerciales de las compañías mineras para
conectar los yacimientos de Linares y Alquife con los puertos de Almería
y Águilas. La compañía Caminos de Hierro del Sur construyó su estación
en 1906 junto a los primero talleres-cocheras de Tranvías Eléctricos de
Granada y el Cortijo de los Peces. Viajar a Madrid por Moreda suponía una importante reducción de kilómetros y la Compañía de los Ferrocarriles Andaluces sufrió una importante pérdida de viajeros, motivo por el que se negaba a unir las dos estaciones granadinas. Hasta 1907 no se construyen las vías por la Chana que evitaban a los viajeros hacer el transbordo.
En 1929 la Compañía de Ferrocarriles Andaluces compró la de Caminos del Hierro del Sur y esta última estación se destinó a almacén y talleres. Allí sigue, en la esquina de Villarejo y el Camino de Ronda.
La llegada del ferrocarril a Granada fue uno de los acontecimientos más importantes de su historia. La economía granadina pudo salir de su anquilosamiento, sin embargo, no disponer de una red básica de ferrocarriles hasta cuatro décadas más tarde que las provincias vecinas supuso jugar con desventaja.
El próximo mes diciembre la Estación de Andaluces cumplirá 150 años sin trenes en sus vías que lo celebren.
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