LOS DESAFIO DE MEDINA AZAHARA
EL DIA.
El conjunto demanda un claro impulso para afrontar un momento crucial en su historia contemporánea
Medina Azahara es víctima de una doble desconexión: la primera tiene que ver con su relación con Córdoba y la segunda es de orden interno. Está demasiado extendida la percepción del conjunto como una realidad ajena a la ciudad, generando una sensación de distancia que es más fuerte en lo psicológico que en lo geográfico y que en los últimos años se ha intentado suturar con distintas acciones (como los ciclos de recorridos temáticos, en los que se incluyen también los elementos paisajísticos del entorno, fundamentales para la comprensión del yacimiento). Una voluntad de normalización y regularización en el contacto de los ciudadanos con el conjunto que debe mantenerse y reforzarse, para lo cual se antoja esencial, entre otras medidas, la conexión por transporte público. Actualmente el único autobús que lleva a Medina Azahara (dos o tres veces al día) es de carácter turístico, requiere reserva y vale ocho euros y medio. Ayuntamiento y Junta tienen aquí trabajo por hacer.
La de orden interno es también evidente: el yacimiento y su sede-museo, inaugurado en 2009, están desconectados. Uno de los grandes proyectos de Medina Azahara es la articulación de un recorrido peatonal que parta de la sede y penetre por el sur en la antigua ciudad palatina, proporcionando una experiencia de visita radicalmente distinta a la que se hace ahora (se entra por la parte alta, en el norte, y se va bajando). La ruta guiada Caminando a Medina Azahara: el itinerario de un embajador, organizada recientemente con motivo del Día de Andalucía y basada en crónicas del siglo X que describen los caminos que conectaban Córdoba y Medina Azahara y los accesos ceremoniales desde el sur, supuso un ensayo de este recorrido que ofrece una sugerente simbiosis entre lo patrimonial y lo medioambiental. En un futuro indeterminado veremos Medina Azahara de otra manera, no con los ojos del gobernante sino con los de los gobernados y los visitantes foráneos.
Medina Azahara es un yacimiento en expansión. El porcentaje de ciudad excavado es aproximadamente el 9%, pero antes de plantear posibles nuevas excavaciones es imprescindible seguir actuando en la musealización y conservación de lo ya visible para hacerlo accesible e inteligible al visitante. Aquí confluyen los proyectos de gran alcance como la restauración del Salón Rico y la apertura al público de nuevos espacios con las labores cotidianas de intervención en las estructuras y mejora de las condiciones de visita. El objetivo es la musealización integral del área excavada. Para futuras excavaciones se plantean como zonas de actuación los actuales límites oriental y occidental del alcázar y, continuando con el último trabajo en este sentido, en 2007, el sector meridional, con objeto de encontrar la puerta de acceso. Hace nueve años, la intervención en la muralla sur, financiada por el Ministerio de Cultura, permitió el hallazgo de una mezquita que era utilizada por los habitantes de los arrabales próximos a la ciudad palatina.
Conservación, investigación, protección, difusión, musealización de todo el espacio, nuevas restauraciones, mejoras en pavimentos y en la accesibilidad, integración de elementos del entorno. Digamos ya que Medina Azahara (que necesita de manera clara un aumento de plantilla) requiere una apuesta presupuestaria sensiblemente mayor a la actual. En 2016 dispone de 968.500 euros, más los 80.000 destinados al congreso internacional celebrado el pasado mes y en el que estuvieron presentes representantes de otros conjuntos patrimoniales islámicos de la Edad Media. Medina Azahara, en definitiva, debe ir hacia un nuevo modelo de gestión que le otorgue más autonomía, recursos y capacidad para establecer sinergias sólidas con otras instituciones. Y en algún momento habrá que plantear el cobro de la entrada.
En términos turísticos, los datos de los últimos años, tras la apertura de la sede-museo, están por debajo de lo esperado. En 2015 experimentó una ligera bajada en el número de visitantes respecto a 2014 tras dos ejercicios de subidas: de 172.685 a 169.768. Medina Azahara solo superó los 200.000 visitantes en 2001, con motivo de la exposición El esplendor de los omeyas cordobeses. El yacimiento puede soportar, respetando siempre los criterios necesarios de conservación, el incremento importante de visitantes que es esperable que se produzca si consigue el título de la Unesco. No obstante, reivindica también un mayor esfuerzo en el despliegue de las herramientas de promoción y difusión que le hagan mejorar sus índices de visitantes. El patrimonio, regalo de la Historia, solo está vivo cuando es conocido y disfrutado.
El futuro inminente en Medina Azahara pasa por la revisión del formulario de presentación de la candidatura (incorporando las recomendaciones del Consejo del Patrimonio Histórico Español e Icomos, el organismo asesor de la Unesco), la conclusión de la restauración del Salón Rico y el desarrollo del proyecto de iluminación para visitas nocturnas y actividades culturales, llevado a cabo por la Fundación Sevillana Endesa en el marco del convenio que tiene establecido con la administración autonómica. La consejera de Cultura, Rosa Aguilar, aseguró en la presentación de esta iniciativa que en 2016 ya será visitable el yacimiento iluminado. Y el pasado jueves anunció la creación de un consejo de participación social para impulsar la proyección de la candidatura en la que habrá representantes de distintos ámbitos sociales y culturales.
Consiga o no la declaración (en 2018 o más tarde) que suscriba su valor universal excepcional, Medina Azahara debe aprovechar el proceso como estímulo para engrandecer su dimensión de conjunto patrimonial, mejorar su gestión y ampliar sus recursos. Siempre habrá algo por hacer en Medina Azahara y es momento de que los responsables institucionales, más allá de los titulares, fotos y sonrisas de los últimos días, demuestren un compromiso que muchas veces se ha echado en falta.
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