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ALMUÑECAR LLAMA A LA RESPONSABILIDAD DE LA POBLACIÓN EN EL CONSUMO DE AGUA
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Desde alcaldía aseguran que no habrá cortes en el suministro «por el momento» aunque se llama a la responsabilidad ante un problema que afecta sobre todo al campo
Por mucho que pasen los años todavía los vecinos de Almuñécar
recuerdan estremecidos la grave sequía que afectó al municipio a
comienzos de la década de los 90. Fue, en concreto, en 1992 cuando la
falta de lluvias obligó a tomar medidas que forzaron a no pocas familias
al uso de agua embotellada para la realización de sus labores
habituales como ducharse, cocinar y, por supuesto, beber. Un cuarto de
siglo después, el problema vuelve a reproducirse si bien en esta ocasión
quien tiene todas las de perder es el campo de Río Verde, zona con
2.500 hectáreas de subtropicales que ve cómo poco a poco se van secando
sus pozos. Los agricultores estiman que en las próximas semanas podrían
quedarse sin agua para sus cultivos, lo que unido al riesgo de
salinización, les pone en una situación comprometida.
Mientras las instituciones trabajan para dar solución a este asunto, el Ayuntamiento de Almuñécar emitió el pasado 8 de agosto un bando por el cual se recomienda a los vecinos que eviten el exceso de consumo de agua en los usos domésticos e industriales, adoptando para ello medidas de ahorro. Sin embargo, la medida, que llama a la solidaridad de los almuñequeros con el campo «tremendamente castigado por la prolongada sequía», ha pasado de puntillas por la sociedad. Tanto es así que vecinos, turistas y comerciantes afirmaron a IDEAL desconocer el bando e incluso, muchos de ellos, la difícil tesitura por la que atraviesan el campo, que sólo en Río Verde da trabajo a 2.000 personas dedicadas al cultivo de aguacates, chirimoyas, mangos y nísperos.
Las puertas del mercado municipal de Almuñécar, tradicional epicentro para cientos de personas que entre semana transitan por sus entrañas, son uno de los lugares en los que el Consistorio ha colocado el bando de manera que la gente lo pueda leer. Aún así, pasa inadvertido. «Ni nos hemos dado cuenta de que está ahí», comenta María, una señora que entra en el inmueble ajena al problema. Enfrente, una vendedora de flores sostiene que el riesgo de sequía «es mentira». «No nos afecta nada y si no hubiese agua la cortarían o habría unas horas limitadas, pero no hay nada de eso», añade. Laura Barba y José Castell, madrileños que pasan sus vacaciones en la localidad, afirman que ellos sí ahorran agua aunque «nadie les ha dicho que haya que hacerlo porque sea necesario»: «Hay falta de conocimiento sobre el tema, no hemos visto indicaciones por ningún lado».
Dentro del mercado, más de lo mismo. Las pescaderías, uno de los
negocios más susceptibles debido al volumen de agua que emplean,
expresaron su desconocimiento sobre el bando que recomienda un menor
gasto del agua. «Seguimos exactamente igual, no hemos cambiado nada»,
asevera un pescadero. «No sé dónde lo han dicho», agrega otro ubicado
justo al lado del decreto firmado por la alcaldesa, Trinidad Herrera. Y
los clientes, al mismo son. «Somos conscientes de que la situación es
complicada, pero los políticos no se preocupan, de ser así, ¿por qué
riegan las calles?», resalta Gerardo Muñoz. «Leí algo del bando y es
verdad que la vega está en peligro mientras el agua de Rules se pierde
en el mar... nos acercamos a una sequía como la del 92», indica Paco.
Quien, sin duda, está paradójicamente con el agua al cuello es Antonio Guerrero. Este vecino y agricultor sexitano apunta con desazón a cómo el resto de la población no se involucra lo suficiente con una cuestión «de vital importancia para el municipio» como es la falta de agua. «Siempre hemos tenido un déficit de agua, ahora los pozos se secan y la salinización del agua sube, por lo que llegaremos a un punto en el que no sacaremos por miedo a que la finca se eche a perder», expone Guerrero, socio de tres pozos «de los que dos ya se han secado». «La mayoría ni se ha enterado de la necesidad de ahorrar agua, nadie está mentalizado de que el problema es gravísimo, tan sólo los agricultores que dependemos de esto para vivir... pero el 90% restante no es solidario porque todos abren el grifo y ven que el agua sale, pero ya veremos qué ocurre cuando esto no pase».
Garantía
El concejal de Medio Ambiente y actual alcalde en funciones Luis Aragón apunta a que el problema con el agua afecta fundamentalmente al campo, en donde la situación es alarmante, no así en el abastecimiento de la población «por el momento». «No estamos suficientemente organizados para meter presión», subrayó Aragón, quien recuerda que el Consistorio trabaja junto a la Mancomunidad de la Costa y las comunidades de regantes para encontrar una solución lo más rápido posible.
«El abastecimiento de Almuñécar proviene del agua de Rules a través de una canalización que existe desde el Guadalfeo, aunque puntualmente se tira de pozos cuando se limpian los filtros de la EDAR de Molvízar», desgrana el ahora regidor, quien cree que el bando «debería ser casi permanente». «Ahora hay problemas con la agricultura, pero si sigue llegará a los usuarios... y de seguir la sequía igual habrá que tomar medidas», concluye sobre un asunto que, a día de hoy, sólo preocupa al campo y a las autoridades.
Mientras las instituciones trabajan para dar solución a este asunto, el Ayuntamiento de Almuñécar emitió el pasado 8 de agosto un bando por el cual se recomienda a los vecinos que eviten el exceso de consumo de agua en los usos domésticos e industriales, adoptando para ello medidas de ahorro. Sin embargo, la medida, que llama a la solidaridad de los almuñequeros con el campo «tremendamente castigado por la prolongada sequía», ha pasado de puntillas por la sociedad. Tanto es así que vecinos, turistas y comerciantes afirmaron a IDEAL desconocer el bando e incluso, muchos de ellos, la difícil tesitura por la que atraviesan el campo, que sólo en Río Verde da trabajo a 2.000 personas dedicadas al cultivo de aguacates, chirimoyas, mangos y nísperos.
Las puertas del mercado municipal de Almuñécar, tradicional epicentro para cientos de personas que entre semana transitan por sus entrañas, son uno de los lugares en los que el Consistorio ha colocado el bando de manera que la gente lo pueda leer. Aún así, pasa inadvertido. «Ni nos hemos dado cuenta de que está ahí», comenta María, una señora que entra en el inmueble ajena al problema. Enfrente, una vendedora de flores sostiene que el riesgo de sequía «es mentira». «No nos afecta nada y si no hubiese agua la cortarían o habría unas horas limitadas, pero no hay nada de eso», añade. Laura Barba y José Castell, madrileños que pasan sus vacaciones en la localidad, afirman que ellos sí ahorran agua aunque «nadie les ha dicho que haya que hacerlo porque sea necesario»: «Hay falta de conocimiento sobre el tema, no hemos visto indicaciones por ningún lado».
Quien, sin duda, está paradójicamente con el agua al cuello es Antonio Guerrero. Este vecino y agricultor sexitano apunta con desazón a cómo el resto de la población no se involucra lo suficiente con una cuestión «de vital importancia para el municipio» como es la falta de agua. «Siempre hemos tenido un déficit de agua, ahora los pozos se secan y la salinización del agua sube, por lo que llegaremos a un punto en el que no sacaremos por miedo a que la finca se eche a perder», expone Guerrero, socio de tres pozos «de los que dos ya se han secado». «La mayoría ni se ha enterado de la necesidad de ahorrar agua, nadie está mentalizado de que el problema es gravísimo, tan sólo los agricultores que dependemos de esto para vivir... pero el 90% restante no es solidario porque todos abren el grifo y ven que el agua sale, pero ya veremos qué ocurre cuando esto no pase».
Garantía
El concejal de Medio Ambiente y actual alcalde en funciones Luis Aragón apunta a que el problema con el agua afecta fundamentalmente al campo, en donde la situación es alarmante, no así en el abastecimiento de la población «por el momento». «No estamos suficientemente organizados para meter presión», subrayó Aragón, quien recuerda que el Consistorio trabaja junto a la Mancomunidad de la Costa y las comunidades de regantes para encontrar una solución lo más rápido posible.
«El abastecimiento de Almuñécar proviene del agua de Rules a través de una canalización que existe desde el Guadalfeo, aunque puntualmente se tira de pozos cuando se limpian los filtros de la EDAR de Molvízar», desgrana el ahora regidor, quien cree que el bando «debería ser casi permanente». «Ahora hay problemas con la agricultura, pero si sigue llegará a los usuarios... y de seguir la sequía igual habrá que tomar medidas», concluye sobre un asunto que, a día de hoy, sólo preocupa al campo y a las autoridades.
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