EFE: VERDE
EL DISCRETO ENCANTO DE LA PLANTA QUE SE EMPEÑO EN COLONIZAR CANARIAS TRES VECES
- Se llama ortiguilla mansa y su esperanza de vida se limita a un año.
Canarias
sigue ofreciendo a los botánicos un fértil laboratorio para estudiar la
evolución de las plantas, pero sus especies únicas acaparan tanta
atención, que otras más humildes y comunes pasan desapercibidas, aunque
se hayan empeñado como ninguna otra en colonizar las islas.
Es el
caso de la Scrophularia arguta, también conocida en “ortiguilla mansa”,
una planta vascular de solo un año de vida cuyas últimas poblaciones en
Europa se encuentran en algunos puntos concretos de Extremadura y
Andalucía (donde está considerada en peligro de extinción) y, sobre
todo, en Canarias.Un equipo de investigadores del Área de Botánica de la Universidad de Extremadura publica en la revista “Ecology and evolution” un artículo que pone a prueba la tesis de que las islas oceánicas someten a las especies a tanta presión para adaptarse o desaparecer, que aquellas que no presentan a día de hoy diferencias significativas con sus parientes del continente más cercano es que han llegado a su nuevo hábitat hace relativamente poco.
La mayor parte de los estudios sobre la flora en los archipiélagos oceánicos (es decir, aquellos que nunca han estado unidos a un continente, sino que emergieron del mar, por lo que la vida ha llegado a ellos necesariamente de fuera) se ha hecho en las islas Hawai, Galápagos y Canarias y, casi siempre, con el foco puesto en sus especies consideradas únicas (en el caso de Canarias, el 45 % del total), subrayan los autores de este trabajo.
Quizás por su propia riqueza en endemismos, apuntan, no se ha prestado la suficiente atención a la riqueza genética que también atesoran las islas en forma de otras plantas más comunes, que han sido despachadas sin más, como recién llegados al vecindario.
Su estudio se fija en la ortiguilla mansa, una planta extendida desde Arabia hasta la costa atlántica de Marruecos que se ha adaptado a sobrevivir sin apenas agua y cuyos tallos se curvan para enterrar sus frutos en el suelo o en grietas entre las rocas, para asegurar a las semillas un ambiente propicio para germinar.
Se trata además de una planta cuyos linajes actuales se diferenciaron hace 3,28 millones de años, en el Plioceno, en la misma época en la que el norte de África se volvió árida y el entorno del mar Mediterráneo comenzó a tener su clima actual.
El análisis del ADN de las poblaciones de esa planta que hoy se encuentran en Canarias no solo revela que se trata de tres linajes genéticamente diferentes (uno en Lanzarote y Fuerteventura, otro en la provincia de Santa Cruz de Tenerife y el tercero en Gran Canaria), sino que además demuestra que la Scrophularia arguta no es, ni mucho menos, una recién llegada a las islas, como podría sugerir su parecido con sus congéneres de África y Arabia.
El Área de Botánica de la Universidad de Extremadura prueba en este estudio, con indicadores genéticos, que la ortiguilla mansa colonizó Canarias por dos veces en tiempos del Plioceno y que volvió a introducirse más recientemente en Gran Canaria con un tercer linaje distinto genéticamente de las otras dos poblaciones.
Estas conclusiones no solo descartan, para este caso concreto, el patrón habitual de la planta que llega desde el continente a la isla más cercana (Fuerteventura o Lanzarote, en este caso) y luego se va extendiendo a las demás (hasta alcanzar El Hierro y La Palma, el extremo oeste de Canarias), sino que presentan el primer supuesto que se conoce en la Botánica de tres eventos diferentes de colonización de un mismo territorio por una misma especie.
Los autores remarcan que estudios como este “subrayan la importancia de las especies no endémicas en la riqueza genética y la conservación de la flora de las islas y la importancia en sus poblaciones de taxones muy extendidos en la biodiversidad global”.
En otras palabras, todo un llamamiento a no despreciar el encanto que puede esconder aquello que podría parecer de lo más común.
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