Paco Jémez, el elegido para entrenar al Granada, es un técnico de carácter y con una idea clara: el camino hacia la victoria pasa por un fútbol creativo
Una melena al viento ayudaba a reconocer fácilmente a uno de los defensas más disciplinados que vistieron la camiseta del Deportivo y del Real Zaragoza a mediados de los noventa y en los primeros años del nuevo siglo. Francisco Jémez Martín (Las Palmas de Gran Canaria, 1970) era conocido futbolísticamente como Paco y en su etapa de jugador llegó a ganar una Copa y una Supercopa en su etapa en el Dépor (1993-1998) y otra Copa del Rey durante sus cinco años en el Zaragoza (1998-2003).
Ahora, Paco Jémez es un entrenador rapado, con un carácter tremendamente particular y un marcado estilo de juego ofensivo. El acuerdo para llegar al Granada es total, pero serán los nuevos gestores quienes marquen los plazos para anunciarlo, tras el momento en el que se produzca su rúbrica.
Su vida y su carrera está llena de contrastes y él mismo declaró en una reciente entrevista que «ser normal es lo más complicado en la vida». Aunque nació en Canarias, se siente andaluz porque su padre -el cantaor flamenco Lucas de Écija- era de Andalucía y fue en Córdoba donde creció junto a su familia. Tras una dilatada carrera como defensa, Paco Jémez colgó las botas en 2006 y ese mismo año dio el salto a los banquillos como técnico del RSD Alcalá de Tercera División, al que hizo campeón de liga y con el que jugó la fase de ascenso a 2ªB.
Su llamativo debut en el banquillo del conjunto madrileño le abrió las puertas del banquillo del Córdoba, al que entrenó en Segunda durante la 2007/08 hasta que fue destituido a once jornadas para el final con el equipo situado en decimosexta posición.
El mal sabor de boca que le tuvo que dejar ese cese fue compensado la temporada siguiente, en la que ascendió al Cartagena a la división de plata. Jémez se hizo cargo de un equipo que durante las 23 primeras jornadas del curso 08/09 estuvo dirigido por Fabri. La directiva del club murciano cesó al gallego pese a ir segundo en la clasificación y Jémez fue el encargado de sustituirlo y de cerrar con éxito la temporada: el 'Efesé' terminó la liga como primero y ascendió a la Liga Adelante.
En Segunda
Pese al ascenso, no continuó en el club murciano y en la 2009/10 la UD Las Palmas lo contrató en la jornada 32 para salvar al equipo canario de un posible descenso a Segunda B. El técnico consiguió el objetivo de la permanencia en la ciudad que lo vio nacer y fue renovado para la temporada siguiente pero sus resultados y su fútbol ofensivo no convencieron en la isla, por lo que fue cesado a mitad de temporada con el equipo en la decimoctava plaza de la clasificación.
Paco Jémez pudo completar la temporada 11/12 en el Córdoba CF y el conjunto califal terminó sexto en la Liga Adelante, pero no superó los 'play offs' de ascenso y se quedó sin conseguir el ansiado ascenso a Primera.
Sin embargo, su estilo de juego atrevido y su forma de ver este deporte sedujo al Rayo Vallecano, con el que se comprometió para la 2012/13. Esa temporada el conjunto franjirrojo acabó octavo en Primera División, la mejor clasificación de su historia. En Vallecas se convirtió en un ídolo y con un presupuesto escaso logró otras dos permanencias más siendo clave en la progesión de talentos como Álex Gálvez (ahora en el Werder Bremen), Saúl (ahora en el Atlético de Madrid) o Alberto Bueno (Oporto). Su última temporada volvió a ser compleja y su fútbol ofensivo no fue suficiente para evitar el descenso a Segunda tras una mala racha en la recta final, en la que sumó cuatro puntos de quince posibles.
Estilo de juego
Aunque la pasada temporada el esquema que más repitió con el Rayo Vallecano fue el 4-2-3-1, Paco Jémez demostró que intenta adaptar las virtudes de su equipo a los defectos del rival. Sobre el tapete el técnico andaluz llegó a jugar determinados encuentros con un 4-4-2 clásico e incluso con un 3-4-3 que es poco habitual. Los números acumulados dejan bien a las claras que los goles no faltaron en casi todos los partidos del equipo rayista, que con 52 tantos marcados acabó la temporada como el quinto máximo goleador de la liga (tan solo por detrás de Real Madrid, Barcelona, Atlético y Athletic) pero que con 73 goles encajados en 38 encuentros también terminó siendo el equipo más goleado de la máxima categoría.
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